Hace tiempo que taché el objetivo número 92 de mi lista de cosas que hacer antes de morir.
Éste era cambiar la vida o la forma de pensar de alguien.Pensé que ya lo había realizado, bueno siendo sincera cada día se realiza aunque sea una mínima parte. Todos los días retienes en tu memoria palabras o momentos que en mayor o menor medida repercuten en tu vida.
Taché este objetivo porque pensé que ya había cambiado la vida o la forma de pensar de un amigo mío, el cual nunca se había enamorado, se reía del amor como el que se ríe de un mal chiste, quizás tenía miedo a él, o no le apetecía conocerlo, pero mira por donde la vida... que el chico por el que menos apostaba porque tuviera una relación seria y sobretodo verdadera, se ha recorrido casi 450 km dejando atrás toda su vida, sus recuerdos, amigos y vivencias en el lugar donde ha vivido toda su vida, solo por mirarla a los ojos y sentirla cerca.
A partir de eso, consideré que el objetivo número 92 estaba realizado, sin embargo me dí cuenta de que ese objetivo no lo había conseguido, pues yo fui el medio para que otra persona tachara de su lista esa meta.
¡Pero por fin lo he conseguido, bloggers!
Sin tan siquiera pensar en las consecuencias de mis actos, recogí a una gatita callejera que me seguía en una noche de sábado (ya es la segunda vez que recojo a un gato callejero que necesita cariño).
Estaba decidida a ayudar a esa gatita, a ofrecerle comida y cariño, aunque solo fuera esa noche. Como una loca a la que no le importa estarlo, cogí al animal y con mi torpeza de 17 centímetros de tacón y un poco de "mareo de fin de semana" puse rumbo a mi casa.
Me percaté de que uno de mis amigos me acompañaba para que no me pasara nada (si me lees, muchas gracias).
Al llegar a mi casa, nos tiramos horas y horas reflexionando sobre mil cosas, y yo, mientras, con el gatito en mi regazo. En varias ocasiones, él lo intentaba coger, pero sin saber el porqué mi nueva amiguita con bigotes siempre volvía a mí, a acurrucarse sobre mis piernas.
Él frecuentemente me preguntaba que cómo lo hacía, afirmando al segundo que tenía un don con los animales. Yo lo negué, pues pensaba y pienso que los animales no son seres racionales, pero sí es cierto que su gran virtud es poder sentir los sentimientos que las personas transmitimos, y yo en ese momento solo pensaba en darle amor a esa gatita. El chico continuó diciendo "eres demasiado buena", a lo que volví a negárselo, no es cuestión de buenos o malos, la razón por la que no la dejé tirada en la calle maullándome es porque se me habría partido el corazón.
Le dije, a mi amigo, que si por mí fuera acogería en mi casa a todo animal o persona que me necesitara, él pensó que no era posible comparar a una persona con un animal pero ¿y qué nos diferencia? ¿que nosotros pensamos en cómo mejorar nuestra vida mientras destrozamos el mundo? Solo me hace falta imaginar ser esa gatita que recogí, mi gato Leo cuando lo encontré pequeño y moribundo o una persona que duerme en la calle, para darme cuenta de que sean personas o animales, sufrir es sufrir.
Tras esta conversación, y mucho más, mi amigo terminó dándome las gracias, porque sin ser esas mis intenciones él decía que por mí, por ese simple gesto de coger a un gato y perderme un sábado con previsiones de gran noche, por esa simple conversación en la que solo expresé mi opinión y mis emociones, él vería a partir de ese momento a los animales como seres que sienten en vez de lo que me confesó que tenía en mente, que era pegarle una patada al gatito y continuar en los pubs.
Por eso, el objetivo número 92 se merecía esta entrada, o por lo menos yo lo sentía así.
Os dejo aquí un tweet que escribió y que ha hecho que mi piel se ponga de gallina:
"Hay personas que tienen un don y que te hacen cambiar tu perspectiva de la vida en momentos claves. Esas personas son especiales :)"
Éste era cambiar la vida o la forma de pensar de alguien.Pensé que ya lo había realizado, bueno siendo sincera cada día se realiza aunque sea una mínima parte. Todos los días retienes en tu memoria palabras o momentos que en mayor o menor medida repercuten en tu vida.
Taché este objetivo porque pensé que ya había cambiado la vida o la forma de pensar de un amigo mío, el cual nunca se había enamorado, se reía del amor como el que se ríe de un mal chiste, quizás tenía miedo a él, o no le apetecía conocerlo, pero mira por donde la vida... que el chico por el que menos apostaba porque tuviera una relación seria y sobretodo verdadera, se ha recorrido casi 450 km dejando atrás toda su vida, sus recuerdos, amigos y vivencias en el lugar donde ha vivido toda su vida, solo por mirarla a los ojos y sentirla cerca.
A partir de eso, consideré que el objetivo número 92 estaba realizado, sin embargo me dí cuenta de que ese objetivo no lo había conseguido, pues yo fui el medio para que otra persona tachara de su lista esa meta.
¡Pero por fin lo he conseguido, bloggers!
Sin tan siquiera pensar en las consecuencias de mis actos, recogí a una gatita callejera que me seguía en una noche de sábado (ya es la segunda vez que recojo a un gato callejero que necesita cariño).
Estaba decidida a ayudar a esa gatita, a ofrecerle comida y cariño, aunque solo fuera esa noche. Como una loca a la que no le importa estarlo, cogí al animal y con mi torpeza de 17 centímetros de tacón y un poco de "mareo de fin de semana" puse rumbo a mi casa.
Me percaté de que uno de mis amigos me acompañaba para que no me pasara nada (si me lees, muchas gracias).
Al llegar a mi casa, nos tiramos horas y horas reflexionando sobre mil cosas, y yo, mientras, con el gatito en mi regazo. En varias ocasiones, él lo intentaba coger, pero sin saber el porqué mi nueva amiguita con bigotes siempre volvía a mí, a acurrucarse sobre mis piernas.
Él frecuentemente me preguntaba que cómo lo hacía, afirmando al segundo que tenía un don con los animales. Yo lo negué, pues pensaba y pienso que los animales no son seres racionales, pero sí es cierto que su gran virtud es poder sentir los sentimientos que las personas transmitimos, y yo en ese momento solo pensaba en darle amor a esa gatita. El chico continuó diciendo "eres demasiado buena", a lo que volví a negárselo, no es cuestión de buenos o malos, la razón por la que no la dejé tirada en la calle maullándome es porque se me habría partido el corazón.
Le dije, a mi amigo, que si por mí fuera acogería en mi casa a todo animal o persona que me necesitara, él pensó que no era posible comparar a una persona con un animal pero ¿y qué nos diferencia? ¿que nosotros pensamos en cómo mejorar nuestra vida mientras destrozamos el mundo? Solo me hace falta imaginar ser esa gatita que recogí, mi gato Leo cuando lo encontré pequeño y moribundo o una persona que duerme en la calle, para darme cuenta de que sean personas o animales, sufrir es sufrir.
Tras esta conversación, y mucho más, mi amigo terminó dándome las gracias, porque sin ser esas mis intenciones él decía que por mí, por ese simple gesto de coger a un gato y perderme un sábado con previsiones de gran noche, por esa simple conversación en la que solo expresé mi opinión y mis emociones, él vería a partir de ese momento a los animales como seres que sienten en vez de lo que me confesó que tenía en mente, que era pegarle una patada al gatito y continuar en los pubs.
Por eso, el objetivo número 92 se merecía esta entrada, o por lo menos yo lo sentía así.
Os dejo aquí un tweet que escribió y que ha hecho que mi piel se ponga de gallina:
"Hay personas que tienen un don y que te hacen cambiar tu perspectiva de la vida en momentos claves. Esas personas son especiales :)"