El mundo está dividido entre personas que creen en el destino y personas que creen en las decisiones que tomamos.
De cualquier modo, tu destino o decisión te ha traído a este pequeño rincón marcado por un estigma donde las reflexiones y los sentimientos son protagonistas.
Bienvenido al blog de una chica estigmada, una chica extremista e indecisa, sumisa de la música, las emociones y demás placeres de la vida.
Bienvenido a este desorden emocional, mi mente.







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lunes, 28 de octubre de 2013

El deseo de mis deseos.

Dicen que cuando ves una estrella fugaz tienes que pedir un deseo, que cuando tienes una pestaña en la mejilla tienes que cogerla y hacer que dance con el viento para que tu deseo se cumpla, y también que cada año al soplar las velas de tu tarta de cumpleaños tienes que cerrar lo ojos y soplar con tanta fuerza como el lobo del cuento de los tres cerditos para que, de nuevo, se cumpla lo que deseas.

Cuando el otro día tuve delante mi tarta de cumpleaños y me dijeron "¡Pide un deseo!" se me ocurrió desear el típico "ser feliz", pero quería un deseo concreto no tal topicazo, así que con las velas consumiéndose por el calor del fuego, mi cabeza también se derretía de tanto pensar en algo concreto, el deseo de los deseos.

Finalmente comprendí el porqué no se me ocurría nada en aquel momento, no era por falta de tiempo, ni porque no tuviera deseos, tampoco por falta de originalidad, ni despiste, ni mala memoria. 
Descrubrí que de entre todos esos deseos no se encontraba el deseo de los deseos, mi fin en la vida, si no que eran objetivos, y me di cuenta de que no necesitaba ni necesito nada más de lo que tengo.
A lo largo de mi corta vida me han fallado muchas veces, pero no culpo a nadie, ni siquiera me lamento por ello aunque muchas veces la melancolía me pueda, entendí las idas de esas personas como empujes a tener lo que tengo ahora, ahora tengo lo imprescindible, tengo a personas que lo darían todo por mí, otras que darían pedacitos, pero que en conclusión tengo a todas esas personas que necesito en los días de lluvia en los que lo único que apetece es un café y muestras de cariño. 
¡El deseo de mis deseos ya se ha cumplido!







martes, 22 de octubre de 2013

Otoñal.

Un día lunes 21 de octubre, un lunes en el que las hojas de los árboles caían como caían las lágrimas de alegría y emoción de una reciente madre primeriza, a las 16:55 de la tarde, comencé a dar mis primeras bocanadas de aire, abrir los ojos a curiosear qué había a mi alrededor, ¿por qué tantos seres gigantes me miraban sonriendo? ¿Por qué ya no podía nadar en la barriga de mi mami?
No recuerdo esos momentos, pero visitan mi mente cada vez que mi madre, orgullosa, me cuenta que hace 17 otoños me tuvo entre sus brazos.

Dice que no tuvo que empujar mucho porque ya venía dispuesta a comerme el mundo, que a penas dormí la primera noche como hacen los recién nacidos, si no que levantaba mi cabecita y observaba todo cuanto alcanzaban a ver mis grandes luceros azules.



Me cuenta, mi madre, que nunca olvidará mi primera palabra "mamá", la sonrisa que vestía en cada gateo, y los golpes que me daba a la par, pero que nunca me dí un golpe que yo considerase tan fuerte como para ponerme a llorar. Ya de pequeña sabía que eso de llorar no estaba bien si se podía evitar con una amplia sonrisa.

Continuamos la conversación, recordando mis cumpleaños, mis grandes cumpleaños de princesa de cuento, y recordando a éstos, hacemos alusión a uno de los mejores regalos que mi padre me hizo, un pupitre pequeñito de colores vivos en el que yo me pasaba todo el día dibujando mundos mágicos, donde empecé a desarrollar la imaginación, y donde comencé a apasionarme por el dibujo.

Me dice, mi madre, que siempre llevará en su corazón los besos que yo le mandaba desde el balcón cuando ella, muy temprano, se iba a trabajar, acompañada de las cosas que le decía:

- ¡Mamá, te quiero de aquí a la Luna! ¡Mamá, que te quiero más que ayer y menos que mañana!

Sé que mi madre aún se emociona cuando lo recuerda, es tan emotiva y con recuerdos así...

Relatamos tantas cosas, que mi cabeza se llena de buenos y malos momentos, de alegrías e ilusiones, y como no, lecciones.
Y es que, tengo que decir, que sin mis padres yo no sería nada literalmente, y también hablo como persona.
La sonrisa de mi madre, sus lágrimas de emoción, la alegría que desprende, aunque esté fatal ella nunca nunca va a poner mala cara, no quiere que la gente lo pase mal por ella, siempre regala alegría, y ayuda al que está mal, es una heroína, y super man debería aprender de ella.
Mi padre, con sus tonterías, sus payasadas, es como yo, nos hacemos los duros pero tenemos nuestro corazoncito, nos emocionamos por nada pero nos lo callamos, si alguien nos ayuda siempre lo guardaremos en la mente, aunque las gracias que demos no se puedan comparar a lo agradecidos que estamos, y cuando alguien nos falla, no nos enfadamos, no, nos sentimos tristes, decepcionados, pero quizás lo más seguro, le demos otra oportunidad.
Estos son mis padres, las personas más maravillosas a las que he conocido en estos 17 años.

No solo les debo mi vida, si no la de mi hermana, mi conguito negro, mi cuquina.
Es un monstruito, pero ¿qué sería mi vida sin ella? Si cuando me despierto ella no está ahí para cabrearla, el día se hace muy aburrido, y aunque siempre me haga la dura , se me rompe el corazón si me imagino sin ella.


Pero esta entrada no acaba aquí, 17 años me han dado para conocer a muchas más personas imprescindibles e incondicionales, y como no, ahí están mis amigas.
Las que se han ido, las que aún están desde siempre, las que llegaron hace poco, las que vienen y van, y a las que considero hermanas.
Podría decir muchas cosas de ellas, pero no podríais haceros una idea de lo grandes y maravillosas que son.
Buenos momentos, y también malos, pero siempre amigas. 
Sé que muchas veces, si no las hubiera tenido ahí, no habría levantado la cabeza, porque muchas veces han sido ellas las que me han secado las lágrimas y me han dicho:

-¡ Carmen, sonríe! Si no veo esa sonrisa ¿quién me va a alegrar el día tanto como tú?

Me han enseñado muchas cosas, como montar en patines, como hacer una tarta de 3 chocolates, como reírme de todo, como afrontar la vida sin derrumbarme y lo que significa querer como una hermana a alguien con el que no compartes ni una gota de sangre, pero que para qué, si compartimos muchas más cosas.

Gracias a ellas, he conocido el amor de verdad, que se acelere el corazón cuando lo ves, cuando te mira, te abraza, sentir que estás en cualquier sitio cuando te besa, que el tiempo pase volando, que te duele la barriga por esas dichosas mariposas cuando está lejos, y deseas abrazarlo y decirle que le quieres, que le amas.
Me pregunto muchas veces que dónde ha estado todo este tiempo atrás, que cómo hace que sienta como que lo conozco desde siempre, contarle cualquier cosa es tan fácil, ser una misma es lo que echaba de menos al estar con alguien, y con él puedo serlo.
Estos 15, 16 y ahora 17 años, aunque difíciles, han sido de lo mejor, y una de las razones es porque él ha estado ahí.
¿Qué haría yo si no tuviera a nadie que me cabreara y acto seguido me dijera "tonta, ven" como eufemismo de "te quiero más que a nadie"?

¡Vaya 17 otoños!
Si mi vida es la mitad de buena que estos años atrás, me doy por satisfecha.

Muchas veces me cuestiono si mi vida hubiera sido mejor de otra forma, pero desaparece esa idea de mi cabeza cuando me doy cuenta de que si hubiera sido de otra forma, no podría estar ahora mismo escribiendo esta entrada pensando en ellos y ellas, mientras mis ojos parecen dos charcos de agua de las primeras lluvias de otoño.

GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS POR ESTAR AHÍ, PERMANECER EN MI VIDA, ENSEÑARME TANTAS COSAS, TANTAS SONRISAS Y CONTINUAR A MI LADO.


martes, 15 de octubre de 2013

Pensamiento nº8

Lo que no cuidas cada día, acaba marchitándose, muriendo, doliendo,cansado de pedir atención, marchándose...


miércoles, 9 de octubre de 2013

¿Cambiar de libro?

Miro mi estantería en busca de un mundo nuevo al que adentrarme, explorar, conocer y vivir en forma de libro.
 Nunca me ha gustado dejar un libro a medias, pero en más de una ocasión lo he hecho, por el simple hecho de no alcanzar mi expectativas.
Situación similar, me ha ocurrido muchas veces en mi vida cotidiana y en varios ámbitos.
Siempre que empiezo algo, lo empiezo con ilusión, expectativas altas como tacones de un sábado noche y a seguir adelante, hasta que ciertas veces mis expectativas no se cumplían y tropezaba con esa jodida piedra montada en mis zapatos de tacón. Cuando eso ocurría, me levantaba, quitaba el polvo y seguía adelante, aunque me costara sostenerme sobre mis altos tacones rojos.
No es raro volverme a topar con esas mismas piedras, volver a caerme, y que llegue un momento en el que mis zapatos no aguanten más y se rompan, haciéndome cambiar de camino y con esto, de rumbo.
Porque a veces no basta solo con pasar página, en ocasiones la clave está en cambiar de libro, camino, objetivo o como sea que lo quieras llamar.
Me han llegado a gustar portadas de numerosos libros, pero es cierto eso de que las apariencias engañan, y no solo referido a personas, si no a que algunas veces tus sueños y expectativas dan tres mil vueltas a lo que la realidad te concede, y en ese momento surjen cuestiones como:
¿sigo con ello o me centro en otra cosa?
Odio decepcionarme, odio dejar las cosas a medias, y detesto aún más dejar las cosas a medias porque éstas me han decepcionado...
Finalmente, vuelvo a coger mi libro preferido reprimiendo mis ganas de conocer algo nuevo, pero sé que éste no me va a decepcionar.






lunes, 7 de octubre de 2013

El amor ya no está de moda.

Los "te quiero" son cada vez más escuchados y a la par menos sinceros.
 Un detalle ya es una obligación.
Ya no existe esa bonita costumbre de enviar cartas, ya es algo cursi, antiguo, ya no está de moda.
Se dicen , se escriben muchos "para siempre", esos "para siempre" que duran un mes, una semana... ¿Mostrar tus sentimientos? ¡No, por dios!
Ya nadie hace locuras por amor, y quien sí las hace lo tachan de cursi o "calzonazos".
Tenemos que asimilar que ya no se va a recibir mensajes inesperados, ya está todo planeado, que una fecha ya no es algo especial, que es un número.
Se piensa que si estás con alguien no vives la vida, y que si te pasas la vida de flor en flor estás viviendo como se debería de vivir.
Y es que, el amor, chicos... el amor ya no "está de moda".






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