El mundo está dividido entre personas que creen en el destino y personas que creen en las decisiones que tomamos.
De cualquier modo, tu destino o decisión te ha traído a este pequeño rincón marcado por un estigma donde las reflexiones y los sentimientos son protagonistas.
Bienvenido al blog de una chica estigmada, una chica extremista e indecisa, sumisa de la música, las emociones y demás placeres de la vida.
Bienvenido a este desorden emocional, mi mente.







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miércoles, 13 de febrero de 2013

San Valentín, los 365 días del año.

Odio San Valentín, no me gusta... Pienso que si estás enamorado de alguien no tienes por qué aferrarte a una fecha para ser más romántico, cursi, detallista...

Para mí lo que más cuentan son los pequeños detalles diarios, como un mensaje de buenos días, un beso de buenas noches, un 'te quiero' sin venir a cuento, un beso robado que ponga fin a un pequeño cabreo, un abrazo sorpresa por detrás, una carta sencilla no muy larga, con un mensaje especial que atrape, y que la haga ser única.Que te recoja un día cualquiera por sorpresa a la salida del insti o trabajo ¡y si es con una bolsa de gominolas mejor!

Cosas así, pequeños detalles y momentos que hacen especial cada día, no todos los días pueden ser perfectos, pero sí perfectos a su manera.
¿San Valentín el 14 de Febrero? ¿Por qué? Vive la vida con tu pareja de forma que cada día sea especial, único y digno de recordar, vívela de forma en la que no tengas que utilizar la excusa de San Valentín para ser romántico o para demostrar tus sentimientos hacia esa persona.
 Haz de los 365 días del año una novedad, sorpréndela cuando te apetezca, cuando menos se lo espere, demuéstrale lo que sientes cada día, y sobre todo no te dejes influir por una fecha tonta, marca tus propias fechas, no seas igual que todo el mundo.


Aunque, tras esta crítica hacia el 14 de Febrero, debo decir que un dulce no amarga a nadie, y aunque este día sea simple marketing comercial ¿a quién no le gusta recibir un detalle especial de la persona a la que más quiere? ¿A quién no le gusta ver la sonrisa tonta que brota de su cara al recibir un regalo ese día?
No me gusta San Valentín, ni me gustará (hasta que alguien me haga cambiar de idea...)

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